De totonas y afines
las totonas
Sin duda tienen vida propia. No sé si cerebro. Pero corazón sí. Y voluntad. Ellas se mandan. Tienen sus propios gustos. No preguntan. Se creen, las muy tozudas, que tienen la verdad de la existencia. Que son una suerte de oráculo. Siguen sus propios pasos. Nos mandan callar. Son, digamos, más seguras que la mayor parte de sus dueñas (son, ante todo, libres de cualquier forma de mando. De algún modo, las totonas tienen cierta gallardía de diosas. Aseguran que son inmortales. Y lo demuestran. Mientras los hombres creen que sus falos gobiernan (complejo de espadachines), las totonas llevan siglos dirigiendo el mundo. No, señor Freud, no hay envidia del pene, todo fue un engaño. Las totonas son una religión en sí mismas. Un altar que ellas mismas veneran. Baste verlas, altivas en sus profundidades y pliegues. Las totonas no dudan. No hay cielo ni infierno en ellas, ni santidad, ni sacrificio, ni malas palabras. Tampoco hay cansancio ni rabia. Las totonas tienen siete sentidos: olfatean y miran y oyen y palpan y prueban y, además, atrapan y aman. Es un secreto, sí, tienen ojos y orejas y labios y dientes. Cantan (basta aguzar los oídos). Las totonas ni preguntan ni se cuestionan. No necesitan espejos. Son húmedas, pantanosas, acuáticas. Y sinceras. Abrazan (¿abrasan?) al pene como una manta. Las totonas tienen siete vidas y le dan la vuelta al mundo en el roce de unas sábanas. Nunca habrá ninguna totona igual a otra. Tienen su identidad y sello y personalidad y mañas y tics y teorías. No duermen. No mienten. Tienen luz propia. Pobre de aquel que hiere a una totona: no faltará el castigo, la ruina, la tortura, los siete males, la ira de los dioses. Porque las totonas al final no son más que una misma y poderosa y majestuosa hembra.los pipirichos
No tienen cerebro, eso es definitivo y hay que aclararlo desde un principio antes de seguir con el resto de la descripción. No tienen cerebro, insisto, por eso andan por la vida como a tientas, desconcertados y torpes, como unos niños grandes que no saben andar. Dependientes, requieren de las profundidades, sean cuales sean, para vaciar su exceso. Sedientos, mendigos, pedigüeños, ávidos de hembra. Minúsculos en su cotidianidad, un bulto que cuelga. Sin embargo, se transforman, magos corrompidos amorosamente por unos senos. Se elevan solemnes. Se hacen galantes, hermosos en su firmeza. La perfección en su altura. Tiemblan ante los labios, retan a las manos, se dejan usar subyugados ante el poderío de la dama. Son esclavos, les gusta su papel de vasallos. Dominados, declinan bajo los designios de la totona, reina y señora del universo. Ansían las nalgas como premio mayor de la jornada. Luchan contra sí mismos para hacer prolongar el espejismo. Y se hacen débiles y simples, deben aguardar silenciosos para la nueva batalla. La mujer es la gran heroína de la noche.Lamentablemente nos atrapan. Las totonas, ciegas, no oyen consejos y se lanzan a adorarlos y los endiosan. Los pipirichos, entonces, se creen grandilocuentes, amos y señores de la humanidad. Se creen dueños de todas las totonas del mundo, harén de vulvas. Nosotras las totonas no estamos sindicalizadas, no formamos un frente común, no comulgamos en un club ni en una ONG. Los pipirichos lo saben: siempre habrá totonas dispuestas a luchar por tumbarle el cargo gerencial a otra. Los pipirichos siguen adelante. No tienen cerebro ni memoria ni premonición. No recordarán la totona del día de ayer, tampoco imaginarán la de mañana. Claro, los pipirichos saben que tienen el día de hoy para vivirlo, no saben si tienen mañana.
tetas
Basta probar con delicadeza y profunda devoción. La punta de la lengua debe ser colocada en la cúspide del pezón, como quien lleva la ofrenda al altar. Se operará el milagro. El seno todo reaccionará en cascada y se levantará con todo el ímpetu, el arrebato, el garbo. Y no él solo, su gemelo se alzará gallardo y solemne y pedirá su parte del botín. Los dos pezones serán dos botones pequeños y nobles y dispuestos a cruzar la Antártida. Basta pasar el dedo índice en redondo y con gentileza, como el que camina sin hacer ruido. El cosquilleo compartirá luces con la respiración entrecortada. El temblor invadirá el pecho, la feminidad se prenderá en llamas. Basta con hablarles de cerca, en susurros, como el que reza. Los senos pedirán labios y se abrirán desprendidos y la hembra completa se tenderá como una manta, se expandirá toda sin más límites que su propia desnudez. Hay que probarlos. De azúcar, quizás. O quizás salados. Nunca ácidos. Eso lo sabrá el catador. No todos saben igual, porque no todos son iguales.Algunos se asoman sutiles desde la blusa; otros se adaptan a la más moderna tecnología y sonríen desde la reconstrucción; otros se juntan en exceso, hacinados dentro de un sostén pequeño; otros parecen frutas y hay senos manzanas, senos melones, senos mangas. Los míos conservan su sensibilidad manifiesta e insensata al frío de la noche -que los embellece-, son dos gemelos idénticos, en equilibrio y a prudente distancia uno de otro. No sé por qué llamarlos senos, si son lo femenino en esencia, basta de masculinizarlos, mucho mejor les queda el nombre tetas.
El pecho. Los senos. Las tetas. El portal del ser hembra.
ano
El centro de la tierra. El calentamiento global. El sombrero sin fondo del mago. El palpitar acelerado al bajar la montaña rusa. 160 kilómetros por hora en un carro con las ventanillas abiertas. El cruce de miradas en los dos extremos de un puente. Un coctel de sudores que empapa las sábanas. Dos cuerpos tejidos a dos agujas. Una bandeja llena de mandarinas. El ímpetu, la calma, el salto al vacío desde un tren. Un precipicio rocoso que tienta a lanzarse de clavado. La suavidad. La violencia. La violenta suavidad. La suavidad violenta. Las papilas gustativas. La minuciosidad del poro. La finura de cada dedo. La boca del túnel. El silencio. La risa. El quejido que pide más. Dos manos que se entrelazan. El recorrido lento de unos labios que no desconocen caminos. Cada seno, cada pezón, cada pie, cada nalga. Piel de gallina. La aventura. El riesgo. El detenimiento. La impaciencia. Dos cuerpos que nadan en el barrio tibio. La fusión. La fundición. La rítmica. La humedad. Lenguas que no necesitan palabras. Palabras que no necesitan lenguas. El ritual que no necesita memoria. El lenguaje universal de penes y vaginas, de penes y penes, de vaginas y vaginas. La marea de dos cuerpos. El maremoto. El bing bang.Y de nuevo, una sonrisa abre el deseo. La eternidad del instante.
9 Comments:
Maga china, de los Hermanos Chang, hada de la anatomía, esto está genial!
Ahorita todas las totonas, los piripichos, los anos y tetas del mundo chocan las manos para celebrar esta exquisita humanización que les ha llegado desde el planeta de las letras, las letras que los conquistan y que muchas veces los ha reducido a la categoría de objeto...
Maga, al menos los míos (mi totona, mis tetas, mi ano y el piripicho que no tengo) te agradecen por tan hermoso gesto!
Color dorado (Ahora en destierro)
Realmente genial!
Llegu� hasta aqu� traida por la corriente en la que me dejo llevar desde el bolg de Ron Galante... y sencillamente, volver�.
Saludos.
Llegue aqui por curiosidad ... Me gusto mucho la forma como expresas el sentir de la totona, el piripicho las tetas y el ano...
Muy bien escrito ...
Regresare
me distraigo por momentos de la lectura de tu inquietante texto, para dibujarte en mi morbo, espero por mas, mas lineas ,para seguir tirando trazos hasta que aparezcas entera.
Que verguenza que una dama escriba tan escandalosos comentarios sobre la anatomía de la mujer y ni se diga del hombre. Que sensible pérdida de tiempo y de talento para exponer tan soeces temas. El cuerpo es privado, no para andar comentándolo y menos exponiendolo al escarnio público. Niña, si tienes verguenza propia, usarías esa facilidad para escribir exáltando las cosas bellas de la vida y no las suciedades del sexo y sus perversiones.....
Sra. Misteriosa
Pero mira qué tenemos aquí!!!
Escrito amigos... escritores amigos.
Textos nostálgicos.
Hermoso.......
si yo tengo mis cuentos con estos cuentos.
Y estas segundas risas son más sabrosas que las primeras. Esto sí que es ser un astronauta virtual y andar a la deriva.
Mire, te propongo que pongamos por aquí aquellas tipologías de los paragüeros y los bolseros.
Y a la doña misteriosa: vaya a entenderse con su clítores y no venga a fastidiar a la web. Envidia corporal y de pluma. Eso es todo.
Ah!, qué hermosura se esconde entre tanta tontona, teta, piripicho y ano. Qué hermosura desvelada por una china deshinibida, conocedora y sobre todo llena de corpúsculos hipersensibles. Qué envidia tener que leerte para poder descubrir, dar forma, encontrar imágenes perfectas de placeres que siempre nos han acompañado y qué conocemos.
Extraordinario escrito
Acabo de encontrar este articulo. Y mas vale tarde que nunca...para dejar un comentario.
FASCINANTE!!!!
Sin palabras!!que imaginacion!!
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